La pandemia nos está enseñando mucho. Y una de las principales, es que los recortes en sanidad no son nada buenos.
También nos está enseñando a entender que España tiene que dejar de ser un país exportador de sanitarios y profesionales de la salud, ya sean médicos, enfermeros, fisioterapeutas, investigadores, enfermeras escolares, personal docente especializado en educación especial, etc.
Se está queriendo imponer la telemedicina, en vez de dar una medicina más personal, presencial y cercana. Nuestros centros de salud no pueden estar tan saturados y, seguramente, tendremos que pensar en crear una forma de consultas presenciales. Los pacientes crónicos no pueden permitirse el lujo de parar su salud y sus vidas.
Hay patologías que son imposible de tratar a través de un teléfono y así lo está demostrando las diferentes denuncias que familiares de personas que han fallecido y no han sido atendidas en su momento. Tampoco se puede tratar a la personas de avanzada edad por teléfono y, mucho menos, pedirles que se conecten a paginas web o plataformas digitales. La brecha digital es muy grande para ellos.
Europa ha dedicido que podemos endeudarnos para hacer frente a los efectos que la Covid-19 ha provocado y reorganizar las políticas para hacer un país más competitivo. En ello, también entraría mejorar los recursos sanitarios. No es comprensible que el vicepresidente del Gobierno y responsable de políticas sociales, dependencia y discapacidad lleve una mascarilla apoyando la sanidad publica, pero no ayude desde su cargo a tomar medidas para revertir la situación. No es momento de medallas ni postureos. Ningún político está actuando a la altura de las circunstancias y los pacientes crónicos están siendo lo más perjudicados por la situación.
Hace ya 3 años que tenemos un gobierno, pero no veo cambios y lo que se ha hecho es insuficiente para todos, mucha más para los más vulnerables.
Los recortes y la falta de profesionales, junto a las malas condiciones laborales, ha provocado que la pandemia impactara de una forma brutal. No estábamos preparados para una situación así y nuestro sistema sanitario tampoco. ¿En que momento hemos dejado de invertir en las cosas realmente importantes? ¿Y por qué?
En Comunidades Autónomas como Cataluña, se han realizado los mayores recortes y el impacto ha sido muy alto. Las listas de espera se han han incrementado casi un 200%, una de las mas altas de nuestro país. De hecho, en Madrid actualmente se esta pidiendo que los ingresos por COVID-19 no acaparen ni saturen la sanidad, como paso en la primera oleada. Fue comprensible entender que esto ocurriera, pero en esta segunda oleada no lo entenderíamos ni tampoco aceptaríamos.
Los pacientes crónicos no pueden esperar a que pase la pandemia. Su salud empeora si no pueden acceder a tratamientos y a asistencia médica. No podemos permitir que muchos de queden atrás.
Puedo cuentos de ejemplos sobre enfermedades en las que es absolutamente necesario la visita médica presencial, algo que no está ocurriendo en estos días. Se está realizando esta practica y dando medicación sin ver a los pacientes, sin saber que tipo de dolor o dolencia o desconociendo los motivos. Sin realizar análisis de sangre para comprobar el estado de los pacientes o paralizando pruebas y cirugías que son de vida o muerte en muchos casos.
Todos sabemos que no tendremos una mejor sanidad por más financiación (cosa que ayuda), sino por mejor gestión. En muchas ocasiones, los hospitales harían mejor gestión de sus recursos si se realizarán consultas multidisciplinares. En una sola visita con los médicos, se podría aprovechar para solicitar y abordar al paciente de una forma más eficaz, precisa y desde la visión de diferentes especialidades para mejorar la calidad de los pacientes. Ahora planteo una cosa, ¿No podrían los profesionales visitar a los pacientes? ¿La medicina es solo para dentro de los centros sanitarios? ¿Por qué no salir a los hogares?
Los afectados por enfermedades raras somos pacientes crónicos y somos consciente de todo lo que conlleva nuestras patologías. Por eso, no queremos tener que decir a los médicos cómo y cuándo tienen que hacernos pruebas, pero vemos que la sobrecarga de trabajos que tienen es verdaderamente brutal y necesitan ayuda para que puedan ayudarnos. Hace falta más ayuda para ellos.
Las condiciones laborales de los médicos tienen que ser más dignas y a la altura de lo que exigimos. No pueden hacer guardias tan injustas, ni sueldos tan precarios. Los estudiantes de MIR y las enfermeras en Madrid, ya están saliendo a la calle para cambiar esta situación y creo que si la población fuera más consciente y empática todos saldríamos a la calle con ellos. Tenemos y debemos que defenderlos y ayudarles mucha más.
Para que nos cuiden, tenemos que cuidar.
Comentarios
Publicar un comentario